lunes, 20 de agosto de 2012

HORACIO GALLOSO

Adiós a una voz indispensable en el vértigo de la comunicación

La muerte del conductor de históricos noticieros del viejo Canal 13, y quien fuera la voz de la emisora, hace que televidentes de muchas generaciones, las del blanco y negro y las del Twitter, se unan en la despedida.
 
La despedida al locutor Horacio Gasollo, que murió ayer, a los 79 años, es un símbolo de la velocidad que el avance tecnológico le imprime al mundo de la comunicación: al hombre que informaba en "Noticiero 13", a comienzo de los '60, cuando la televisión se veía en blanco y negro, colegas, espectadores y periodistas hoy le dan el último adiós en Twitter, la red social de pulso acelerado que, con sus aciertos y sus errores, desvela a quienes corren detrás de las noticias.
La carrera de Horacio Gasollo sintetiza muy bien estos tiempos de cambios. Cuando desembarcó en la TV, El Trece se llamaba Canal 13 y tenía como símbolo al Telepibe, inolvidable para la primera generación de televidentes argentinos. Galloso no sólo condujo "Noticiero 13" y participó en "Telenoche", sino que fue lo que se llama "la voz de la emisora", algo así como la carta de presentación sonora de un canal, hasta 1985. Su tono, su cadencia, su modo de pronunciar las palabras fueron parte de la vida cotidiana de cualquier familia que acostumbrara a mirar Canal 13. Si lo decía su voz, lo decía el canal. No era poco, para una época en que se utilizaba la frase "lo dijo la tele" como argumento de veracidad.
Horacio Galloso conoció el oficio de dar noticias en la tele cuando no había Internet, ni teléfonos celulares, ni Facebook ni Twitter; cuando el mundo no estaba al alcance de un clic. Visto a la distancia, suena casi imposible. Y sin embargo, se hacía: la tele daba las noticias a diario. Trabajando a pulmón, claro, y celebrando cada recurso tecnológico nuevo como una epifanía. Así lo demuestra un aviso realizado en 1968 por la División Noticias de Canal 13, para promocionar "Noticiero 13" y "Telenoche", cuyo texto han rescatado Carlos Ulanovsky, Silvia Itkin y Pablo Sirvén en el libro "Estamos en el aire" (Editorial Planeta). Esto decía aquel aviso institucional: "Naturalmente, sin contar con los medios adecuados (cámaras portátiles modernas que graban simultáneamente imagen y sonido) no podríamos cubrir la información en la forma que lo estamos haciendo. Somos ojos argentinos testigos de la actualidad, en los hechos más importantes del mundo. En los últimos meses cubrimos más de 150.000 kilómetros y cerca de doscientas horas de vuelo. En nuestro país las veinticuatro horas nos mantienen alerta y no nos permitimos perder una noticia. Todo eso nos cuesta muchos esfuerzos, pero ustedes nos dicen que no estamos equivocados. Somos ochenta y cinco personas y estamos para eso".
Para eso, para vivir la adrenalina diaria de la TV, estuvo Horacio Galloso, y la afrontó con profesionalismo. Incluso aquel trágico 6 de marzo de 1987, cuando Ramón Andino (padre del periodista Guillermo Andino) sufrió el infarto que le costaría la vida mientras estaba al aire, en el ciclo "Realidad 87", y Galloso tuvo que salir a reemplazarlo.
En los últimos años, ya apartado del vértigo diario, Galloso no silenció su voz: la puso al servicio de la radio. Y a la TV, le regaló su sentido del humor, participando en "Todo por dos pesos" (Canal 7), el programa de Diego Capusotto y Fabio Alberti. Allí, en el segmento "La columna de Galloso" parodiaba un noticiero, como sólo lo puede parodiar quien lo ha vivido desde adentro.
En el libro "La guerra de los sueños", el antropólogo Marc Augé sostiene que quienes "comentan las noticias de actualidad" en la TV "se convierten a la larga en figuras tan indispensables en el hogar como quienes viven realmente en él". Horacio Galloso fue, para muchas familias, durante largos años, una de esas figuras. Por eso, hoy lo despiden como a un amigo junto al que se ha transitado un camino muy largo: el que va desde la TV en blanco y negro hasta la inmediatez de Twitter.

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